SABANA CREPÉ
En el calor sofocante del medio día he visto a las reses inquietas sacudir sus mochos cuernos, tendidas en el suelo, extraviadas y con la mirada perdida.
Las paraulatas que duermen usualmente en sus lomos, han preferido guardar distancia y permanecen tranquilas en una hilera sobre el tronco del bebedero.
La ventisca pasa tímida sobre los crisantemos, el suelo sediento permanece inmóvil y pájaro alguno ha elevado su canto de protesta.
Una fina línea azul se dibuja en la sabana, una línea en movimiento que tritura el horizonte en cada paso. Una línea silente que te trae entre los brazos como durmiendo, tomando un descanso sin permiso ante el futuro. Un sueño tambaleante te ha poseído y no sé qué hacer frente a los amigos campesinos que se acercan contigo.
Tomo lado y lado la enagua. Me acerco hasta tu cómplice cimarronero y te abrazo, te abrazo en el más profundo y eterno de mis silencios.
Dame casa en tu boca
Cuando el sol no te mire.
Dame cobijo en tus labios
Cuando no te toque la miel.
Déjame dormida tus párpados, mozo mío,
Que si despierto y el llano pide mis pasos,
Correré con toda mi fuerzas sobre tus brazos,
Y al caer la noche haré hogar sobre tu piel.
Hay rastros de tu esencia por todas partes,
Hay rastros de mi, en ti también.
Te abracé entonces todo el ocaso
Y te abrazo y te abrazo, y te abrazo.
Félix 21-10-2010
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