G a r ú a
Millones de gotas regresando sin tiempo a su lugar de origen. Camino hacia ti y tú tomada de la pequeña mano de tu nieto andas viva, absuelta de todos tus dolores, vuelta a nacer pues.
Cuànto de mí quedará en tus pensamientos? Me pregunté. Respiré profundo y con el corazón hacièndome tambalear me acerqué hasta tu espalda, toqué tu hombro y ahí frente a mi cara morena y arrugada apareció tu rostro limpio, tu mirada brillante, tu sonrisa interrogante.
Te acuerdas de mí? - te dije con el alma emposada de recuerdos.
Defraudada de tu propia memoria, miraste hacia el suelo, a los lados, hacia arriba, como buscándome en algun olvidado archivo de tu mente. Ahora confundida del encuentro, aquella sonrisa tuya fue convirtiendose en duda y desapareció.
Reaccioné ràpido. Con la valentía de quien acepta que hay cosas que ya no pueden transformarse, sonreí, franco y mintiéndote quiza por ultima vez.
Disculpe señora, creo que me he equivocado de persona - miré a tu nieto, le regalé una caricia y caminé sobre mis pasos en dirección contraria a tu destino.
Di la vuelta para volverte a mirar con la esperanza perdida de ser tan afortunado como tù, con la esperanza de despertarme algùn dia y tener que buscarte sin conseguirte.
La lluvia retomó su habitual caída. Hice de mi soledad miles de barcos de papel, para gastarla, y me fui con ellos calle abajo, con la fuerza del agua que corre por las aceras y el impulso del viento amigo que se ha empeñado en llevarme a todas partes.
FM 21-04-2013
Cuànto de mí quedará en tus pensamientos? Me pregunté. Respiré profundo y con el corazón hacièndome tambalear me acerqué hasta tu espalda, toqué tu hombro y ahí frente a mi cara morena y arrugada apareció tu rostro limpio, tu mirada brillante, tu sonrisa interrogante.
Te acuerdas de mí? - te dije con el alma emposada de recuerdos.
Defraudada de tu propia memoria, miraste hacia el suelo, a los lados, hacia arriba, como buscándome en algun olvidado archivo de tu mente. Ahora confundida del encuentro, aquella sonrisa tuya fue convirtiendose en duda y desapareció.
Reaccioné ràpido. Con la valentía de quien acepta que hay cosas que ya no pueden transformarse, sonreí, franco y mintiéndote quiza por ultima vez.
Disculpe señora, creo que me he equivocado de persona - miré a tu nieto, le regalé una caricia y caminé sobre mis pasos en dirección contraria a tu destino.
Di la vuelta para volverte a mirar con la esperanza perdida de ser tan afortunado como tù, con la esperanza de despertarme algùn dia y tener que buscarte sin conseguirte.
La lluvia retomó su habitual caída. Hice de mi soledad miles de barcos de papel, para gastarla, y me fui con ellos calle abajo, con la fuerza del agua que corre por las aceras y el impulso del viento amigo que se ha empeñado en llevarme a todas partes.
FM 21-04-2013
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