Memor Pla
Disculpe tanto desorden. No ha sido mi intención que me encontrara usted en medio de tal desastre. Comprenderá que luego de que ocurrió lo que ocurrió algunas tareas se han vuelto algo complejas, limpiar por ejemplo.
¡Qué educación la mía! haga el favor de relajarse donde mejor le parezca. ¿Café? ¿Con o sin azúcar? Si no quiere tomarlo por salud, puede al menos olerlo por la misma razón, su aroma es el mismísimo perfume de la vida.
No esperaba que viniera tan pronto. Es una agradable e improvista visita. Desde que todo estalló el trabajo de reconstruirme ha sido cuesta arriba. Terminar mutilado, por mí, por los demás, es algo que podría aprenderse viendo una película o escuchando alguna vaga melodía, pero reconstruirse es una verdadera odisea, no requiere más que de tiempo y de algo que no sé cómo empieza o cómo termina. Hay trozos por todas partes, es incómodo a veces.
Una vieja vecina me ha ayudado. Fíjese que a punta de helado he podido regenerar este brazo izquierdo. No es tan hábil como los brazos con los que uno nace pero voy aprendiendo poco a poco a moverlo, a recuperar su motricidad. ¿Podría correrse un poco hacia la ventana? Está pisando usted uno de mis pulmones. El otro está pegado de aquella esquina del techo. La sangre mientras corre enérgica por nuestro cuerpo es parte fundamental de la vida, pero fuera de él es inútil, se convierte en una sustancia terca, melindrosa, que termina por pegar y secar mis partes en los lugares más difíciles de esta habitación. ¡Qué problema con la sangre! Es sin duda una hipócrita, puta e hipócrita. Se hace indispensable y luego arrogante, como los gatos. ¡Sí! Los gatos y ella son la misma cosa.
No quiero pasar por atrevido, pero podría usted lamerme algunos dedos de la mano. Necesito hidratarlos. Lo hiciera yo mismo pero cada vez que lo intento termino con ellos en la nariz. Sólo húmedos me sirven de algo. ¡Ah, qué delicia, qué rico… uffff!… lo hace muy bien.
Quiero confesarle que me genera mucha confianza. El tratarle es como un presentimiento y los presentimientos son como esos artefactos que aparecen por la televisión. Uno paga por adelantado por algo que no sabe si necesita pero que sin duda desea. Ha llegado usted en un mal momento, debo decirle, pero tengo un buen presentimiento sobre su visita.
Me encantaría verle el rostro. No se preocupe, con el paso de estos meses he dejado de ser prejuicioso, no me dejo llevar por las apariencias. ¿Sobre el paradero de mis ojos? Bueno esa fue una de las partes que quité por voluntad, por paz. Una buena noche los dejé en un vasito de agua junto a la cama y el gato vagabundo de la vecina entró quién sabe por dónde, los sacó del recipiente y se los llevó. ¡Ese gato es una mierda! Terminaron seguramente en algún basurero, al menos creo que el derecho no se lo comió. Porque cuando duermo veo a través de él, detallo como restos de comida, pañales sucios, esqueletos de árboles, algunos recuerdos de viejos programas de televisión, promesas para el pueblo, premios de loterías, envases gastados de popularidad… sin duda mi ojo derecho está en un basurero común. Un reto sin duda, conseguir un basurero cualquiera en esta pestilente ciudad.
Además, si estuviese completo pudiese yo despertar con el alba que seguramente habita en su mirada, desde aquí se siente el calor. Darle luz a mis fantasmas. ¿No lo sabía? Lo que yo hago, fíjese bien, no son cosas hermosas, no, son restos de batallas, migajas de mí y de mis fantasmas que se esparcen por todos lados. Yo sólo les hago caminos: a las migajas y a ellos.
Cuando puse el aviso sobre aquella servilleta nunca pensé que alguien atendiera a mi llamado. Busco a una persona capaz de hacer conmigo lo que hago yo con mis fantasmas. Por favor coloque la tasa sobre la batea, lejos del alcance del maldito gato. Ojalá en vez de llevarse mis ojos se hubiese llevado mi culo. Ahí hubiese encontrado más nutrientes que los que ganó comiéndose mi ojo izquierdo. ¡Mmmmm! deliciosa comida para gatos. Esos gatos de mierda se llevan todo. Gatos y sangre son lo mismo. Recuerde nunca dejarse llevar por ninguno. Su vitalidad no es más que una pantalla.
Sí, sí, sí, sé que tiene muchas preguntas… por eso me alegra que esté aquí… para ayudarme a encontrarles respuestas, claro si tiene tiempo. Creo que las dejé tiradas en alguna parte: las respuestas que busca.
Está bien. No hay por qué alterase. Comprendo que es momento de irse. Al menos los presentimientos son mucho más duraderos que el amor eterno. Le abriría con gusto la puerta, pero no comprendo cómo podría entrar si algún día llegara realmente. Avíseme cuando ya pueda dejar yo de presentirle, con gusto le dibujaré algún lugar por el que pueda pasar, ¿un orificio real, con un lápiz le serviría?
FM 09-07-2013
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