Evocación
Llueve y todo alrededor se hace agua. Todo se va con el resurgir de los viejos ríos y su necesidad de venganza.
Se han enmudecido los trinos. Los bombillos amarillos del barrio también tienen frío. La noche espesa se agrieta de luces y agotada llueve, llueve al no verte llegar.
No hay techo seguro en el que mi mente pueda guarecerse de ti, de lo que pudiste haber sido, de lo que fuiste a tus anchas en mis pensamientos. Te tuve. No hubo espacio de tu cuerpo que pudiera refugiar tantos besos míos. Te miento y llueve, te habito y llueve.
Camino y de aquella nada suena la primera pieza. Te levantas y me sacas a bailar, aunque el resto de la noche fuera sólo mía. Me detengo, vuelvo a cubrirme y sigo con la esperanza a rastras, queriendo descubrir alguna huella tuya debajo de tanta agua.
Cierro los ojos y me besas en la mejilla, como niños. Respiro y tu aroma te dibuja en todas partes. Espejismos, auténticos espejismos que ya no intento abrazar.
Vuelvo en mí y llueve.
Llueve y no sé si con el aguacero éste,
sea yo
o sea simplemente algún recuerdo tuyo.
FM 12-08-2013
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