La dictadura que no soñé jamás
No soy tan joven como antes. Pero sé con certeza que el ayer fue un tiempo maravilloso. Cada generación se lo repite a la siguiente. Mis abuelos, por ejemplo, están empeñados en creer que “este material de ahora no sirve para nada” cuando se refieren al desempeño físico, mental y espiritual de los luchadores de relevo.
Que si los electrodomésticos antes duraban más, que si la ropa era mejor, que la alimentación era más sana y el agua menos contaminada o lo cumbre: el aire de antes era más puro y el de hoy nos está enfermando. Ahora bien, quiero confesar que la insistencia de quienes más han vivido me ha preocupado un poco: ¿y si tienen razón los viejos?.
Con el paso del tiempo, ya a mis 28 años, me he sorprendido escribiendo en la historia universal por venir, algunas fuertes sentencias. Cosas que ayer viví han perdido categoría. La dictadura por ejemplo, ya no la hacen igual.
Los toques de queda inter-diarios, las desapariciones forzosas, el exilio, los medios comprados, la silenciada libertad de expresión, los tiempos de recluta, los peinillazos, la exclusión social, los pocos ricos y muchos pobres, el difícil acceso al sistema educativo, la nula inversión en planes sociales y lo mejor de aquella tierna infancia: la figura enclenque de un presidente senil, títere de los grupos de poder económico del momento.
Creo que las redes sociales me mienten y me preocupa escuchar a gente mayor que yo confundiendo “lo hecho ayer” con “lo que se hace hoy”. Al menos antes no era posible, ni congruente, salir por los grandes medios diciendo que no había libertad de expresión, ¿cómo pues?. Silenciado era silenciado y ya, ¡como debe ser!.
Pobres generaciones modernas, se perdieron el lujo de tener que llevar a la escuela un kit casero para protegerse de las bombas lacrimógenas, de ser fuertemente discriminado por ser claramente afrodescendiente, de tener que ver como algún cercano tenía que dejar el estudio para ponerse a trabajar y de disfrutar del cinismo con el que partidos políticos como AD y COPEI, se repartían en tajos el futuro del pueblo venezolano.
A esta gente de ahora ¿se le habrá olvidado todo eso? ¿Qué es eso de estar votando a cada rato?. Ésta no es la dictadura para la que me prepararon, ni parecido tiene a la que vivieron mis abuelos. Ellos tienen razón “ya nada es como antes”.
Félix Mora @feluchomora
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