Al hombre de mi vida
Me despierto y un haz de luz se dibuja entre el polvo desde el techo hasta el suelo. Las ramas de granada golpean la ventana para levantarnos. Ahí estás tú, callado, con tu pelo rapado, y los ojos medio abiertos esperando que yo reaccione.
Tus números, tus letras temblorosas adornan cada rincón del cuarto y sobre el escaparate aquel, en primera plana, mi número de cédula.
Tu magia me envuelve pese al tiempo. Hace años dejaste de ser lágrima y te convertiste en sonrisa, en luz, y alegría en mi alma de niño.
Hoy querido abuelo “camorrero” he despertado junto a ti, una vez más, pensando que todo es posible. Adivina qué… soy más fuerte y poderoso que Los Sapos Comelones, he dejado de tener miedo y finalmente he hecho las paces conmigo…
Te recordaría y extrañaría, pero esas cosas sólo se hacen con quienes se olvida y tú emperador de quimeras, sigues eterno en mí… ¡recuerda que en tu bicicleta infinita yo voy de parrillero!
FM 19-12-2012
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